Julio de 2023. Habíamos pasado un día fantástico en Monterosso al Mare y nos disponíamos a volver a la estación de tren de La Spezia, para desde allí volver a nuestro crucero Symphony of the Seas de Royal Caribbean.
No recuerdo la hora con exactitud. Debían ser entre las 18:00 y las 19:00. En el andén del tren había, cuando llegamos mucha gente, y conforme iba pasando el tiempo, había tanta gente que, literalmente, no cabíamos en el andén y todos nos apretábamos como podíamos.
Cuando al cabo de esperar más de 20 minutos, llegó el tren, cundió el pánico. La gente se empezó a abalanzar para poder entrar en los vagones. Empujones y pisotones. Y nervios, todo el mundo nervioso.
Yo empecé a mirar hacia todos los lados para ver si había alguien. Sin embargo no, en el andén no había ni un solo operario de Trenitalia (creo que se llama así el equivalente a RENFE en España). Allí no había nadie. Nadie tocaba el silbato, nadie ponía orden, nadie limitaba la entrada, cuando, era claro y meridiano, que se iban a meter en los vagones muchas más personas de las que el tren permitía.
Ingresamos al vagón a trompicones. Estábamos como sardinas en lata.
La foto de abajo no es excesivamente representativa, pero la saqué desde dentro del vagón, durante nuestro trayecto de vuelta a La Spezia. Así íbamos. No cabía ni un alfiler.
Yo iba con mis dos hijas y estaba preocupado por la situación, sobre todo por ellas. Intenté disimular, pero mi mujer y yo nos mirábamos con inquietud. Nos pusimos a charlar con un grupo de turistas americanos, unos chicos jóvenes, muy graciosos por cierto, que nos amenizaron el viaje y nos distrajeron de las preocupaciones.
Gracias a Dios, llegamos a la estación de tren de La Spezia y no pasó nada grave.
No pasó nada, pero eso no es lo importante, desde mi punto de vista. Lo relevante es que podía haber pasado.
Este es un humilde blog, y esto no tendrá repercusión, pero alguien debería hacer algo al respecto, para evitar que, en un futuro, pueda pasar algo importante.
Por cierto, al llegar a La Spezia, intenté buscar a algún policía o responsable en la estación de tren. Sin embargo, no encontré a nadie. También busqué algún cartel con información de contacto, como una página web o correo electrónico, para presentar una reclamación, pero tampoco lo encontré.
Es posible que estuvieran en algún lugar, no lo dudo, pero con absoluta honestidad y sinceridad, no encontré a ninguna persona ni ningún lugar donde poder presentar una reclamación.
En resumen, aquello fue intolerable y pudo ser peligroso y yo quiero dejar constancia de ello.