La Sky Tower de Auckland

En la ciudad de las velas, sobresale un mástil de hierro y cemento, que aspira a tocar el cielo. Son 328 metros que desafían, aguerridos y osados, las leyes de la gravedad. Los 324 metros de la Torre Eiffel o los 304 metros de la Torre de Sydney, agachan la cabeza, ante la pequeña superioridad de su compañera.

Asciendes a su cabeza en unos ligeros ascensores de acero y cristal. Tus pies parecen gravitar en una plataforma extraña pero, a la par, acogedora. Al salir del mismo una amable señorita te da la bienvenida y te ofrece una explicación breve. Nuestra dama era, además, española, y nos confesó que «Nueva Zelanda era preciosa pero muy tranquila … a veces, demasiado tranquila». Al parecer añoraba el bullicio patrio.

Una vez arriba la visión abarca algo más de 80 kilómetros a la redonda. Te invade un sentido de omnipresencia. El pequeño dios que todos llevamos dentro reivindica, pausadamente, su espacio. Los principales hitos de Auckland ofrecen su esplendor: el alargado Harbour Bridge, el práctico pero coqueto Ferry Building o el ventoso Puerto de Waitemata.

¿Qué puedes hacer en ésta torre? Las opciones son evidentes, aunque variadas: Paladear un sabroso manjar en Peter Gordon’s Restaurant, tomarte un café en el Sky Lounge o, por qué no, practicar el noble arte del sky jumping.

Es un buen punto para empezar. Para hacerte una ligera idea de dónde está todo, si es grande o pequeño o si parece prometedor.

Así que, si vas a Auckland, antes de empezar a hacer nada, puedes subir a éste gran lapicero metálico, sorber un capuccino y pensar en qué vas a ver primero.

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