Aunque los personajes de las historias literarias más célebres sean de ficción, lo cierto es que, la mayor parte de las veces, la acción se desarrolla en sitios reales. Algunas ubicaciones son fácilmente reconocibles; otras se ocultan tras un nombre ficticio aunque se correspondan con lugares existentes. Niumba desvela cuáles son los emplazamientos donde transcurren cuatro historias de ficción muy populares.
Los molinos de Don Quijote
Molinos de Campo de Criptana. Fotografía de Maria Grazia Montagnari vía Flickr.
Gran parte de las aventuras de ‘El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha’, considerada una de las mejores obras literarias de la historia, transcurren en la llanura castellanomanchega. Si bien hay cierta controversia sobre cuáles son las localizaciones exactas que Miguel de Cervantes describió en la novela, existe una ruta oficial que recorre 148 ciudades.
El Toboso: esta localidad toledana de apenas 2.000 habitantes goza de popularidad mundial gracias a la amada de Don Quijote, Dulcinea del Toboso. La labradora cuenta con una casa-museo en el municipio, que en teoría fue habitada por doña Ana, el personaje que inspiró a Dulcinea. El edificio mantiene parte de la estructura original del siglo XVI y en él se puede contemplar una recreación de la época de Cervantes a través de útiles cotidianos de cerámica y cestería, tinajas o aperos de labranza.
Consuegra y Campo de Criptana: el conocido capítulo en el que Don Quijote lucha contra gigantes imaginarios que resultan ser molinos de viento podría estar inspirado en Consuegra o Campo de Criptana. Ambos pueblos suelen adjudicarse el escenario de la batalla, y no es para menos: Campo de Criptana cuenta con diez molinos, tres de los cuales se conservan desde el siglo XVI; y Consuegra dispone de doce, también del mismo siglo. Visitarlos supone una regresión al pasado.
El Kent y el Londres de Pip
Kent. Fotografía de Brian Fuller vía Flickr.
La novela ‘Grandes esperanzas’ de Dickens narra el ascenso social de Pip, que abandona los grises humedales de Kent por las brillantes luces de Londres. En los dos escenarios, Pip encuentra grandes dosis de dramatismo, violenta crueldad y afecto no correspondido, que son esenciales para comprender el modo en que el personaje alcanza la madurez y deja atrás la inocencia de la niñez.
Kent: la infancia de Pip transcurre en el entorno áspero de las marismas de Kent, donde ayuda a escapar al convicto Magwitch y conoce a la señorita Havisham y a su hija Estella, personajes que, más tarde, influirán en su vida adulta. La acción transcurre entre la forja en la que Pip aprende el oficio de herrero y la mansión Satis, donde el tiempo permanece inmóvil y reinan las telarañas.
Londres: Pip, ya adulto, entra en posesión de una fortuna y se muda a Londres; allí se aloja en el barrio del Temple y en el hotel Barnard, en Holborn. Visita Richmond, lugar donde vive Estella planificando estrategias para romper el corazón de los hombres, y Walworth, en Southwark, residencia del excéntrico Wemmick y su madre.
Etna y Woodstock, en las novelas de Stephen King
Woodstock. Fotografía de Magicpiano vía Wikimedia Commons.
El rey del terror se inspiró en su estado natal, Maine, para ubicar algunos de sus inquietantes relatos. Aunque la mayoría de las localizaciones tienen nombres ficticios, no es extraño encontrar claras reminiscencias con lugares reales. Si eres fan del autor, debes visitar Etna y Woodstock para sentir el miedo en la boca del estómago.
Etna: ¿Te acuerdas de Derry? Probablemente el nombre no te suene de nada, pero es el pueblo en el que el payaso de It aterroriza a los siete niños que forman el grupo conocido como ‘Los perdedores’. Según un mapa de la propia web del autor, Derry estaría ubicado a la altura de Etna, una localidad de poco más de mil habitantes. El pueblo también aparece en otras obras, como ‘El cazador de sueños’.
Woodstock: Castle Rock es otra de las localizaciones recurrentes en la literatura de King (‘La zona muerta’ o ‘La tienda’). En la realidad, el pueblo en el que Leland Gaunt abre la tienda Cosas Necesarias se corresponde con Woodstock, situado en Oxford County. Si alguna vez lo visitas, quizás acabes en el establecimiento donde todo el que entra encuentra un objeto que hace realidad sus deseos. Probablemente sea tu día de suerte. O no. Ten cuidado.
El norte de Inglaterra de Jane Eyre
Haddon Hall. Fotografía de Duncan vía Flickr.
Todas las ubicaciones de ‘Jane Eyre’, de Charlotte Brontë, son ficticias, aunque cualquiera que esté familiarizado con el paisaje del norte de Inglaterra reconocerá los edificios de piedra y los inhóspitos y ventosos escenarios de la novela. Es probable que Brontë basara los principales centros de acción de la obra en los alrededores de su hogar en Haworth, West Yorkshire, cuyo paisaje ha cambiado muy poco desde 1847. Se mencionan también dos países tropicales cálidos: las Indias Occidentales y Madeira, que representan un mundo totalmente opuesto al neblinoso y húmedo norte de Inglaterra.
Gateshead y Lowood: la casa donde creció Jane y el internado donde estudió se encuentran en dos ubicaciones remotas que reflejan el aislamiento del personaje y que contrastan con el fogoso temperamento de su niñez. En la película de 2011, el castillo de Broughton, próximo a Oxford, hizo las veces de Lowood, aunque la mayoría de las secuencias de exteriores se rodaron en Derbyshire.
Thornfield, Moor House y Ferndean: ya adulta, la vida de Jane transcurre entre estos tres emplazamientos, situados en paisajes agrestes e inhóspitos, característicos de los páramos de Yorkshire y del Distrito de los Picos. Tanto Zeffirelli (1996) como Fukunaga (2011) utilizaron Haddon Hall, situado en Derbyshire, para representar Thornfield, lugar donde Jane conoce al Sr. Rochester, se enamora de él y casi se casa.
Las Literatura y los viajes siempre van, para nosotros, de la mano. Bien porque uno lee títulos como estos, casi todos grandes clásicos, y luego visita los lugares o porque, en otras ocasiones, se convierten en los compañeros perfectos con los que sobrellevar las esperas o las noches en ruta. Ahora, además, está muy de moda organizar rutas por los escenarios de las novelas… Incluso con autores contemporáneos, como Stieg Larsson. Otra Larsson serviría para desmentir la imagen idílica de Suecia y en España… Bueno, nos quedamos con Últimas tardes con Teresa, de Juan Marsé, para conocer Barcelona. O, porque es de los últimos libros que más hemos disfrutado, El invierno en Lisboa, de Antonio Muñoz Molina, a caballo entre Jaén, Madrid y la capital portuguesa.
Gracias por vuestro comentario amigos. Es cierto que a casi todos los destinos a los que hemos viajado o vamos a viajar están influenciados por la literatura o por literatura transformada en guión de cine. Son tantos los ejemplos. De los títulos que mencionas tengo ganas de leer el invierno en Lisboa de Muñoz Molina. He oído hablar muy bien de esa novela. Ahora mismo estoy leyendo Desafío a la identidad de Paul Bowles donde describe con maestría la España de los años 60. Un abrazo fuerte.
¡Hola! .Me gustaría dar un enorme aprobado por valiosa información que tenemos aquí en este sitio . Voy a volver muy pronto a leeros con esta web.
Muchas gracias. Cuando quieras. ¡Como si fuera tu casa!
Hola! muchos de mis viajes nacen de lecturas literarias. Ir a Granada con los romances a flor de piel, a Burgos con El Cid, a Creta o al Palermo de Buenos Aires con Borges, a París con el Malte de Rilke, a Londres con Virginia Woolf, a Meteora con El nombre de la rosa. Tantos paisajes e historias de Argentina, mi país! Inolvidables lugares primero imaginados y luego visitados como si hubieran estado ahí esperándonos.Y se viaja con el libro, o se regresa a él para recuperar lo vivido y volver a verlo a la luz de aquellos autores que nos descubrieron lo que estaba ahí, tal vez tan cerca que no lo veíamos.
Magnífica descripción Adriana de la influencia de la literatura en los viajes. Son vasos comunicantes. Descubrir, por ejemplo, una ciudad de la mano de un escritor y luego redescubrirla tú con tus ojos y tus sentidos es una experiencia doblemente enriquecedora. Gracias por tu adecuado y letrado comentario. Un abrazo.