¿QUÉ ES EL CASTRO DE BAROÑA?
El Castro de Baroña es un asentamiento celta de la Edad del Hierro que está en la parroquia de Baroña perteneciente al municipio de Porto do Son en A Coruña (Galicia, España). Los expertos calculan que fue abandonado en el siglo I d.C. Es un ejemplo perfecto de castro marítimo. Yo nunca había oído hablar de él pero, al ver unas fotografías del castro, me dije: «yo esto tengo que verlo».
El poblado se construyó sobre una península de rocas. La fuerza del mar erosionó mucho las fortificaciones. Hoy en día, se conservan restos de viviendas con plantas de forma circular u ovalada. También, al parecer, había talleres y almacenes. Una de las cosas que más te sorprende es que todo esté tan bien conservado (al igual que te sorprende que un sitio así no tenga protección alguna, ni nadie que lo vigile).
El complejo está protegido por varias murallas. Antes de la primera muralla hay un foso defensivo. Se cree que todo el castro estaba amurallado (lo cual tiene todo el sentido del mundo). Al ver el lugar se deduce que el Castro de Baroña se edificó, sin duda, con la confianza de ser un lugar inexpugnable que otorgaba protección y seguridad a sus pobladores.
¿QUIÉN LO DESCUBRIÓ?
El Castro de Baroña fue descubierto en 1933 (por el arqueólogo Sebastián González García) y está declarado Patrimonio Artístico Nacional y Bien de Interés Cultural (algo que no te extraña nada cuando descubres esta pequeña joya olvidada de la Galicia costera). Después de su descubrimiento hubo sucesivas campañas arqueológicas.
Los arqueólogos piensan que el castro estaba basado en una economía marítima, es decir, pescados y mariscos (no hace falta ser un consumado experto para deducirlo). Lo más probable es que también se alimentaran de vacas, cabras, ovejas y frutos silvestres.
¿DÓNDE ESTÁ? ¿CÓMO ENCONTRARLO?
Encontrar el castro no es complicado pero tampoco extremadamente sencillo. Esta es la localización en Google Maps: http://bit.ly/1jd56Hn. Se encuentra en la AC-550 que une Noia con Porto do Son. Hay una señal que indica Castro de Baroña (tal y como se ve en la fotografía de abajo). Tomado ese desvío se aparca en una pequeña carretera lateral (no hay parking asfaltado). Luego se toma un camino que nace en un lateral de la cafetería-restaurante «O Castro». Si tienes dudas, mejor pregunta.
Al Castro se va andando por un precioso camino de arena (el mismo que lleva a la Playa de Arealonga, una playa donde se practica el nudismo, por cierto). El camino está señalizado con unas pequeñas líneas paralelas azules y rojas (como se aprecia en la foto de abajo). La entrada es gratuita. No hay nadie vigilando ni controlando el área. Yo fui sobre las 7 de la tarde y, la verdad, es que es una hora perfecta para hacer fotografías y ver caer el sol en el castro. Conviene que no se te haga de noche en el castro porque el camino no está iluminado y, a la vuelta, te puedes, como poco, torcer un tobillo (por mucho que vayas alumbrando el sendero con tu móvil).
EL ENTORNO DEL CASTRO
El entorno del Castro y el camino que lleva al mismo es de una gran belleza. De hecho el sendero que te lleva hasta la Punta do Castro es un placer en si mismo. Yo me deleité pisando ramas, hierbas y piedras del característico bosque gallego que lleva a Baroña.
Siguiendo con lo anterior, más allá de la importancia del castro como yacimiento arqueológico, el Castro de Baroña, es único por su privilegiado emplazamiento, por su ubicación extraordinaria.
El encanto del sitio se multiplica por diez al amanecer y al atardecer, cuando la luz del sol invita, con énfasis y elegancia, a disfrutar de su belleza.
Hay rocas con formas caprichosas. La de abajo, por ejemplo, parece la cabeza de un lagarto, ¿no?.
Y esta otra de abajo, una pequeña habitación de roca (con ventana incluida).
MÁS INFORMACIÓN SOBRE EL CASTRO
Hay una caseta de información sobre el castro cerca del restaurante junto a la carretera. Cuando yo fui, a finales de Septiembre, estaba cerrada, con lo cual intuyo que sólo está abierta en temporada alta. (también hay un Centro de Interpretación del Castro en el antiguo ayuntamiento de Porto Do Son). Por otra parte, casi al acabar el camino de acceso al castro hay un gran cartel donde se dan algunas pinceladas sobre lo que fue el castro y vistas aéreas del mismo.
¿DÓNDE COMER? EL RESTAURANTE O CASTRO
Si después de visitar el Castro de Baroña te quieres tomar una buena cerveza, una estupenda carne gallega o un rico pescado o marisco, lo puedes hacer en el restaurante O Castro. Estuve charlando con su dueño que me contó que hasta hace muy poco tiempo apenas venía gente ni se lo había promocionado y que ellos, lógicamente, lo que quieren es que el castro tenga cada día más relevancia e, indirectamente, ellos, cada día, más clientes.
A modo de curiosidad hay un vino que se llama, igualmente, http://www.castrobarona.com/index.php; un albariño que habrá que probar (si lo encuentro) algún día.
Total que entre el paseo hasta el Castro, el Castro en sí y la cerveza en el restaurante O Castro que me tomé, la visita fue un absoluto éxito.
Ahora sólo me queda probar el albariño.
INFORMACIÓN PRÁCTICA
- ¿Dónde está?: El Castro de Baroña está en Porto do Son, provincia de La Coruña.
- ¿Cómo se llega? Está en la AC-550 que une Noia con Porto Do Son. Hay un cartel que especifíca claramente «Castro de Baroña». Luego a mano derecha encontramos un bar, el bar «O Castro». Pues bien desde allí nace un camino que baja hacia el Castro.
¡Me ha encantado! No sé qué tiene todo lo celta, lo prerromano que me atrae tanto. Además el entorno es inmejorable, me lo apunto como destino para cuando vaya a la tierriña (que ya hay ganas). Ah, y también probar el albariño, que me gusta mucho je je je ¡un abrazo!
Gracias cosmopolilla. El sitio es una maravilla, en muy buena parte por su ubicación, un istmo rocoso en medio de la costa gallega. Y ya sabes que en Galicia se come de maravilla. Así que visita más marisco, no suena nada mal, ¿eh?. Un abrazo fuerte.
Me alegro que te haya gustado «misma»…y ahora ya sabes lo que te toca: «Misma va a visitar el Castro de Baroña». Y lo de dónde repostar…ah, ¿pero no lo pongo en el post? se me habrá pasado, jeje. Un abrazo fuerte.
Javier, en el próximo viaje al Bierzo tienes que visitar, si todavía no lo has hecho, el castro de Chano, ahí te espera un buen reportaje. Si lo hicieses ahora, en otoño, incluso tendrías el premio del variado colorido que estos días invade la zona.
Gracias por la sugerencia Carlos. Lo cierto es que no lo conozco y, si me lo recomiendas tú, me gustaría conocerlo. Lo único que, de momento, no tengo huecos para escaparme al Bierzo en breve. Ya veremos cuando me es posible. Un abrazo fuerte.
Perdón, la pasión por el Bierzo hizo que no incluyera la felicitación por tu estupendo trabajo sobre el Castro de Baroña en mi comentario anterior. Ya sabes, Javier, a Dios lo que es de Dios y al César…
Tranquilo Carlos. El Bierzo es lo primero, el resto es secundario, jajaja. Un abrazo fuerte.
Muy chulo, la verdad es que hay varios castros similares en Galicia, y en todos puedes entrar como Pedro por su casa. Y por supuesto todos están siempre a tiro de piedra de un garito donde se come y se bebe de cine. Es lo que tiene Galicia.
Galicia es otra historia. Yo allí, siempre que voy, me encuentro como en casa. Es un disfrute continuo.
Tiene buena pinta! Eh estado en otros castros que, si bien eran igual de interesantes, el entorno no era tan espectacular. Me lo anoto para visitarlo algún día. Saludos!
Sí, el entorno es una maravilla. Saludos.