El Mirador de San Nicolás se encuentra en Granada, en el barrio del Albaicín (o Albayzín) y desde el mismo se divisan unas inmejorables vistas de la Alhambra de Granada con Sierra Nevada y la Vega de Granada al fondo.
Cuando Bill Clinton visitó la ciudad afirmó que, desde el Mirador de San Nicolás se puede contemplar «la puesta de sol más bella del mundo». Y tenía razón. Mucha razón.
Al mirador se llega escalando estrechas y laberínticas calles desde el Paseo de los tristes o, para los más cómodos, cogiendo el minibus de la línea 31 (dicho sea de paso, coger un minibús en el Albaicín y deleitarse con la pericia de los conductores, es una experiencia muy recomendable).
En el mirador te encontrarás todo tipo de gente: extranjeros de mil y una nacionalidades, hippies modernos, cantaores flamencos, vendedores de artesanía y muchos bohemios.
El mirador ha inspirado, durante generaciones, a escritores, poetas, pintores y artistas de todo tipo y condición. Uno de ellos era Federico García Lorca. Lorca sentía pasión por Granada y, en particular, por San Nicolás.
Algunos se lanzan a cantar, mientras los demás pasean, dan palmas o se pierden en el caluroso y festivo ambiente.
De repente, un niño se arranca a bailar flamenco y taconear (de forma espontánea y para arrancar unos aplausos al improvisado público presente).
Las vistas de la Alhambra son imponentes, impagables, imposibles.
Los vendedores muestran su artesanía con sobrada tranquilidad -como si no les importara venderla-. El tiempo corre tan lento que, incluso, se puede tocar con las manos.
Suele estar lleno de gente pero, si buscas bien, acababas encontrando un hueco.
El mirador apenas tiene iluminación nocturna, lo que incrementa el ambiente semimágico del lugar.
En el Mirador de San Nicolás puedes estar un minuto, una hora o toda la tarde.
Los relojes pierden su validez en éste reino etéreo.
En la misma plaza podemos ver la iglesia de San Nicolás, construida en el siglo XVI y de estilo mudéjar.
Si quieres comer por la zona, una recomendación (hecha por una lectora de El hombre que viaja): El Huerto de Juan Ranas. Gastronomía tradicional andaluza, salón con arcos mudéjares, celosías y terraza con vistas a la Alhambra.
Junto a la plaza está la Mezquita Mayor de Granada, la primera mezquita construida en Granada desde 1.492, cuando la ciudad fue tomada por los Reyes Católicos y Boabdil «lloró como una mujer, lo que no supo defender como un hombre».
Un último consejo: si vas al Mirador de San Nicolás, no vayas con prisas, no mires el reloj, no preguntes la hora.
Os dejo por último un enlace de Youtube, grabado por mi mismo, donde podéis ver el ambiente festivo del Mirador de San Nicolás en una tarde cualquiera:
¡Menudo ambientado! Bien merece una visita sin prisas para desconectar y disfrutar un buen rato de la gente y de esas increíbles vistas.
Pues sí, Ana, el mirador de San Nicolás es un lugar en el que siempre hay ambiente, a cualquier hora y cualquier día. Además un ambiente que surge espontáneo, sin necesidad de provocarlo. Si no has estado te lo recomiendo fervorosamente. Te recomiendo que vayas con tranquilidad, sin prisas y estés allí todo el tiempo que te apetezca, que te sientes en el suelo, que hables con algún artista callejero, cualquier cosa. Un saludo y gracias por tu comentario.