El pueblo maorí de Whakarewarewa en Rotorua

Cerca de Rotorua existe un pequeño pueblo, construido entre hirvientes aguas termales, que desafía al invasor occidental. Sus habitantes, los maoríes, hunden sus raíces en el principio de los tiempos. Son los primeros y genuinos pobladores de Nueva Zelanda.

La visita, guiada por ellos mismos, a su poblado, es una excelente forma de conocer de cerca sus costumbres y tradiciones. Sus gentes cocinan huevos y maíz en las aguas vaporosas (ver fotografía abajo).

Visten ropas llamativas con simbología maorí y conviven pacíficamente con la madre naturaleza. La tierra y ellos se respetan. No se dañan.

Whakarewarewa Thermal Village se encuentra a las afueras de Rotorua y cerca del bello Lago Taupo.

Es un centro geotérmico natural. Sus dependencias están minadas de carteles de advertencia. Las personas que entran lo hacen bajo su propia responsabilidad.

Un exceso de confianza puede escaldar tus extremidades.

El olor que se respira es insalubre. Estamos en una sucursal del infierno. Es más que posible que unos miles de metros hacia abajo se encuentre el mismísimo averno.

Puedes asistir a una actuación maorí que conserva cierta autenticidad, si bien no deja de ser un espectáculo turístico. Al final los actores maoríes se sacan fotos con los visitantes.

Si nunca has visto un baile maorí es algo curioso de ver.

La pose preferida es sacando la lengua. Un gesto guerrero muy popularizado que viene a significar algo así como «te mataré, destruiré tu aldea y te convertiré en excrementos humanos». (forma parte del conocido Haka o danza de guerra maorí que ha sido popularizado por los All Blacks, el equipo nacional de rugby de Nueva Zelanda, que lo utiliza como baile intimidatorio hacia sus rivales antes de cada partido).

Sus esculturas parecen hechas por retoños de guardería, más que asustar provocan un esbozo de sonrisa. El complejo está lleno de pasarelas que comunican diferentes paisajes volcánicos.

Caminas entre lodos burbujeantes y cortinas de humo sulfurosas.

Jamás olvidaré las ganas de vomitar que me produjo probar sus huevos cocidos en agua termal. La cabeza de cerdo cocida al vapor geotérmico no la hubiese probado ni por mil dólares neozelandeses. Me fuí con la sospecha -casi una evidencia- de que, a escondidas, los maoríes son habituales del Burguer King y la comida occidental.

Si vas a Nueva Zelanda, a su Isla Norte, no dejes de ir a Rotorua y al poblado termal de Whakarewarewa. Hazme caso. No te arrepentirás.

Y si te atreves baila el Haka.

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